Empiezo por el renglón primero, como es lógico, como es preceptivo para el corredor iniciar la carrera desde la línea de partida.
Continúo, tras punto y aparte, mi periplo literario, aunque sin historia alguna, pero sin temor al vacío; sin el "horror vacui" que atenazaba a los del barroco.
Tras el segundo punto y aparte continúa mi itinerario como arriesgada aventura, pero no como palos de ciego, sino con paso seguro y firme.Ya me encuentro, así como quien no quiere la cosa, en el tercer párrafo, en el que podría hablar de un tal que, o de la libertad de o de la vida misma.
Pero sigo acumulando letras, creando palabras con sus significados para, ya en el cuarto párrafo, entretenerte y ocuparte el oído, mi querido lector.
Y ya en el final, meta del postulado atleta, acabo con el renglón que cierra esre breve escrito que no habló de otra cosa que de mi oficio.
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