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BLOG DE LA CT SANTA CLARA. HOSPITAL VIRGEN DEL ROCÍO

"Un blog hecho por todos y para todos"

miércoles, 21 de marzo de 2012

Es el título del libro que tengo en mis manos. Escrito por la psicóloga Mª Jesús Álava Reyes, nos da unas claves para aprender a vivir de manera positiva. Según esta autora desperdiciamos mucha vida sufriendo. Sufrimos de forma inútil y, además, prolongadamente. En sus 25 años de experiencia, la autora observa cómo existen personas que se sienten atrapadas por su trabajo, por sus estudios, por sus padres, por sus hijos, por su edad... En definitiva, por las circunstancias de la vida sin ver una solución final. Ante una mala noticia nos preocupamos, en lugar de prepararnos para superarla. Con los contratiempos u obstáculos nos pasa igual, nos alteran en vez de buscar la mejores opciones. Siempre vemos la parte negativa en lugar de las oportunidades que encierran. De esta manera siempre acabamos sufriendo inútilmente. La principal clave que expone la autora en su libro para encontrarnos bien es conseguir un buen control de nuestros pensamientos logrando así ser dueños de nuestras emociones. Se trataría de que nuestro cerebro actuara a nuestro favor y no en nuestra contra. Junto a éste, en definitiva, se trataría, además, de descubrir y poner a nuestro servicio nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA) y nuestro Sistema Nervioso Central (SNC). Y es que hay muchas personas atrapadas por sus nervios en el que caen en un sufrimiento inútil y prolongado. No se trata de buscar el endurecimiento de las personas sino todo lo contrario. La sensibilidad engrandece a la persona pero ésta tiene que saber actuar con la suficiente inteligencia emocional para no hundirse en un pozo sin fondo. Y es que tenemos que utilizar nuestra mente para una búsqueda continua del equilibrio, de la estabilidad, del autocontrol..., en definitiva, de nuestra identidad. ¿Y cómo hacerlo? Uno de los principios que manifiesta la psicóloga se basa en que lo importante de nuestra vida son los pensamientos y no los acontecimientos. Defiende con ímpetu y a través de varios ejemplos con casos reales en que nuestros pensamientos son los responsables de nuestras emociones. O dicho de otro modo, lo que sentimos depende, en gran medida, de lo que pensamos, no de lo que nos está pasando. En definitiva, la clave está en que si aprendemos a controlar nuestros pensamientos, controlaremos nuestra vida. En otra parte de su obra, esta psicóloga enfatiza bastante en las ilusiones. Según ella, las ilusiones, en todos los momentos de nuestras vidas, deben constituir el eje que dé sentido a nuestros movimientos. "Sin ilusiones perdemos la fuerza que nos mueve, el timón que nos guía, el horizonte que nos espera. Podemos perder la cartera, el paraguas, las llaves, hasta la ropa, pero no las ilusiones, porque entonces sólo nos queda la desesperanza." Cuando la ilusión se pierde, hay que volver a encontrar nuestra misión, nuestra meta que justifica nuestros esfuerzos y da sentido a nuestra vida. Porque como dice Mª Jesús: "¡todos tenemos una misión!". Si la persona no lo siente así, estará en el principio de su desaliento. Nos expone un hermoso cuento como ejemplo. TODOS TENEMOS UNA MISIÓN Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón. Pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua. Durante años esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para lo que fue creada. Pero la vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación. Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador, diciéndole así: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir." El aguador dijo compasivamente: "Cuando regresemos a la casa quiero que te fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino." Así lo hizo la tinaja. Y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sentía apenada porque al final sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar. El aguador le dijo entonces: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde vas, y todos los días las has regado y durante dos años yo he podido recoger esas flores para decorar el altar de Dios. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza." Paqui Ruiz

1 comentario:

MERO dijo...

Te felicito por esta lección de vida que nos das. Sigue por favor transmitiéndonos con tus palabras los mensajes para conseguir nuestra misión. Espero que tu camino sea de nuevo una eterna primavera lleno de ilusiones. Un beso muy grande,"la maru"