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BLOG DE LA CT SANTA CLARA. HOSPITAL VIRGEN DEL ROCÍO
"Un blog hecho por todos y para todos"
lunes, 11 de junio de 2012
Recuerdo que una vez, en Grecia, cuando yo era muy joven, estaba sentado a la orilla de un riachuelo que discurría perezosamente. De pronto, salió del agua un insecto que parecía recién llegado del espacio ultraterrestre. Se abrió camino laboriosamente por el tallo de un junco. Tenía unos grandes ojos bulbosos, un cuerpo carunculado apoyado en patas como de araña y, en el pecho, un artilugio curioso, cuidadosamente plegado, que parecía algo así como una escafandra marciana. El insecto siguió avanzando cuidadosamente por el tallo mientras el sol caliente le iba secando el agua de su feo cuerpo. Después se detuvo y pareció caer en trance. Su aspecto repulsivo me fascinó y al mismo tiempo me interesó, porque en aquel entonces mi interés por la historia natural sólo era comparable a mi ignorancia, y no lo reconocí como lo que era.
De pronto advertí que el animalillo, ya totalmente seco por el sol y tostado como una avellana, se había agrietado por la espalda y, mientras yo miraba, parecía como si un animal que llevara dentro estuviera tratando de salir. Al ir pasando los minutos el combate se fue acentuando y la grieta fue ensanchándose hasta que el animal de dentro salió de su fea piel, se agarró débilmente al tallo del junco, y vi que era una libélula. Tenía las alas todavía mojadas y arrugadas por el extraño nacimiento, y el cuerpo blando, pero, mientras yo observaba, el sol fue haciendo su labor y las alas, ya secas, se volvieron rígidas y frágiles como copos de nieve y adquirieron un dibujo tan intrincado como ventanas de catedral. También el cuerpo se le fue poniendo rígido, y su color cambió a un azul cielo brillante. La libélula agitó las alas un par de veces, haciendo que brillaran al sol, y después se lanzó a un vuelo inseguro, dejando atrás, todavía aferrado al tallo, el desagradable cascarón de su antiguo yo.
Nunca hasta entonces había visto una metamorfosis, y mientras me quedaba mirando asombrado el cascarón tan poco atractivo que había alojado al bello insecto brillante, me juré que nunca volvería a juzgar a un animal por su aspecto.
Animales en general
Gerald Durrell
UNA ELECCION DE PAQUI RUIZ
TODOS LOS DIAS , ME DIGO A MI MISMA QUE TENGO QUE VIVIR MI PROPIA VIDA, pero me paso la mayor parte de ella consultando todo lo que quiero hacer con ella a los demás.
Por una parte guardo muchas ilusiones con todo proyecto nuevo que se me ocurre, pero me basta sólo el minuto que tardo en manifestarlo, para venirme abajo.
Enseguida llega la opinión ajena más válida que la mía: … que si tú para qué quieres hacer eso,
…..que si a tí eso no te interesa,
y lo malo del asunto es que si me ofrecen la opinión contraria , pues sí , pues eso está muy bien , pues las cosas hay que probarlas,
METETE Y SI VES QUE NO TE GUSTA SIEMPRE PUEDES QUITARTE....
y entonces yo me digo a mí misma qué fácil es asumir los fracasos ajenos. La única solución es no calentarme la cabeza con proyectos, pero forma parte de los síntomas de mi enfermedad. No sé qué es lo que me tengo que demostrar a mí misma, pero dentro tengo algo que no me rula bien. No sé si lo que tengo que hacer es no proponerme nada,pero la verdad que para una persona que le gustan los retos como a mí ,es algo verdaderamente difícil.
SIN EMBARGO, TAMBIEN ES VERDAD QUE ME PODRIA PROPONER VENCER EL DIA A DIA , QUE YA ES SUFICIENTE RETO..
Adela Calvo
¿Cambiar o seguir igual?
Llevo enferma 14 años y todavía no he aprendido nada.¿Porque???.Porque no cambio. Mis paranoias siguen siendo las mismas y yo empiezo a estar harta de todo, nada de cambios notables: Sigo con la obsesión religiosa y ningún médico ha podido con ello.
Mi nombre? No importa como me llame, mis amigas del colegio c.i.a. De María que pueden estar leyendo, quizás....Pues eso me hicieron mucho daño con el tema de las drogas .
Primero con el tabaco con14 años , tan jovenzuela ...No puedo olvidar,... he perdonado pero así no puedo seguir , me estanco siempre en la roca de mi enfermedad.
Si alguien que tenga obsesión religiosa me ayuda un poco estará haciéndome un gran bien y ya es mi amigo/a.
lunes, 4 de junio de 2012
Chistes Cortos
1. ¿Qué le dijo un plátano a una gelatina? Todavía no me desnudo y ya estás temblando.
2. ¿Cuál es la diferencia entre un motor y un inodoro? En que en el motor tu te sientas para correr y en el inodoro tu corres para sentarte.
3. ¿Qué pasa si juntas a la maestra con un vampiro? Obtienes un exámen de sangre.
POR HUMBERTO
UN VIAJE POR EL BOSQUE PERDIDO
….. DE ALMADEN DE LA PLATA Y CASTIBLANCO....
Fue una expectativa hacia una profunda visión de nosotros, en compañía conjunta con un grupo de
amigos, sin inmutarnos ante nada y esperando lo momentos decisivos de nuestra expedición.
“AL MIRADOR DEL CALVARIO”, con la subida escalofriante, pero no arriesgada y unas buenas tomas fotográficas, de un riachuelo (para un futuro baño), situado tras un puente .
Me energullese salir en casi todas las fotografías, en especial una que estaba de espalda mirando un cartel que nos indicaba la ruta un poco dificultosa.
En el pueblo, nos consumimos unos bocadillos y latas de refresco, nos tomamos un precafé y en un bar tuvimos una pequeña, pero gratificante tertulia.
Tan solo decir, que el trayecto fue un poco fuerte , porque uno de nuestro amigos no se sentía en condiciones de aguantar la marcha de Paco Vázquez, capaz de atravesarlo todo y cambiar constantemente de dirección. Pudimos parar un momento para apostar en un merendero, pero salimos rápido.
Por ultimo de vuelta , no pudimos hacer ninguna parada, me pareció un poco interminable, pero lo entendía , pues este forzudo conductor , tenia que devolver a cada uno a su respectivo hogar.
EL PAISAJE Y EL DIA FUE MARAVILLOSO,
Y LAS VISTAS DESDE EL MIRADOR IMPRESIONANTES.
Escrito Por Oscar Cortes García
ENSALADA DE ARROZ......con piña
Chef Todo Ensaladas
Dificultad ***
Tiempo 25 minutos.
Ingredientes
- 1/4 Lechuga iceberg
- 1 lata de atún
- 100 g de arroz
- 2 rodajas de piña en su jugo
- Aceite y sal
- Vinagre balsámico de módena caramelizado
*1 ración
Preparación
Cuece el arroz en agua hirviendo con sal durante unos 15 minutos hasta que esté tierno. Escúrrelo y refréscalo con agua fría.
2. Corta la lechuga iceberg en trocitos. Disponla en el plato.
3. Añade el atún y el arroz.
4. Corta las rodajas de piña en trocitos y añadelas.
5. Aliña la ensalada con el aceite, la sal y el vinagre de módena caramelizado
EL MAESTRO WEI Y EL SAMURÁI
Había una vez un samurái que era muy diestro con la espada y a la vez muy soberbio y arrogante. De alguna manera, él sólo se creía alguien y algo cuando mataba a un adversario en un combate y, por eso, buscaba continuamente ocasiones para desafiar a cualquiera ante la más mínima afrenta. Era de esta manera como el samurái mantenía su idea, su concepto de sí mismo, su férrea identidad.
En una ocasión, este hombre llegó a un pueblo y vio que la gente acudía en masa a un lugar. El samurái paró en seco a una de aquellas personas y le preguntó:
-¿Adónde vais todos con tanta prisa?
-Noble guerrero -le contestó aquel hombre que, probablemente, empezó a temer por su vida-, vamos a escuchar al maestro Wei.
-¿Quién es ese tal Wei?
-¿Cómo es posible que no le conozcas, si el maestro Wei es conocido en toda la región?
El samurái se sintió como un estúpido ante aquel aldeano y observó el respeto que aquel hombre sentía por ese tal maestro Wei y que no parecía sentir por un samurái como él. Entonces decidió que aquel día su fama superaría a la de Wei y por eso siguió a la multitud hasta que llegaron a la enorme estancia donde el maestro Wei iba a impartir sus enseñanzas.
El maestro Wei era un hombre mayor y de corta estatura por el cual el samurái sintió de inmediato un gran desprecio y una ira contenida.
Wei empezó a hablar:
-En la vida hay muchas armas poderosas usadas por el hombre y, sin embargo, para mí, la más poderosa de todas es la palabra.
Cuando el samurái escuchó aquello, no pudo contenerse y exclamó en medio de la multitud:
-Sólo un viejo estúpido como tú puedes hacer semejante comentario. -Entonces, sacando su katana y agitándola en el aire, prosiguió-. Ésta sí que es un arma poderosa, y no tus estúpidas palabras.
Entonces Wei, mirándole a los ojos, le contestó:
-Es normal que alguien como tú haya hecho ese comentario; es fácil ver que no eres más que un bastardo, un bruto sin ninguna formación, un ser sin ningunas luces y un absoluto hijo de perra.
Cuando el samurái escuchó aquellas palabras, su rostro enrojeció y con el cuerpo tenso y la mente fuera de sí empezó a acercarse al lugar donde Wei estaba.
-Anciano, despídete de tu vida porque hoy llega a su fin.
Entonces, de forma inesperada, Wei empezó a disculparse:
-Perdóname, gran señor; sólo soy un hombre mayor y cansado, alguien que por su edad puede tener los más graves de los deslices. ¿Sabrás perdonar con tu corazón noble de guerrero a este tonto que en su locura ha podido agraviarte?
El samurái se paró en seco y le contestó:
-Naturalmente que sí, noble maestro Wei, acepto tus excusas.
En aquel momento Wei le miró directamente a los ojos y le dijo:
-Amigo mío, dime: ¿son o no poderosas las palabras?
Escrito y copiado por Paqui Ruiz
Este relato procede de Japón y nos recuerda el extraordinario poder de las palabras y su capacidad para alterar nuestras emociones.
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