Solíamos ir al bosque cercano a nuestra casa de campo.Allí nos solazábamos entre los árboles jugando a tumbarnos sobre la alfombra que formaban las acículas de los pinos.
Magdalena era la más atrevida,pues le gustaba trepar por los árboles.Se solía rasguñar las piernas con la corteza áspera.Y alguna vez se caía,pero su golpe era amortiguado por el tapiz de hojas.
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