HE
PERDIDO MI ALEGRÍA
Me
siento como una flor dentro de una urna a la que no le llega la
brisa, ni siente los rayos del sol. La brisa son las sensaciones que
se derivan de relacionarse con los demás, me siento aprisionada por
la forma de ser del que o de la que tengo al lado, tengo la idea que
cuando yo me manifieste como soy la compañía se va a aburrir y
entonces vuelve a aparecer la urna y los rayos de sol no me llegarán
porque no soy capaz de disfrutar de mi soledad. Pero ahora estoy
luchando por eso porque sino disfruto yo de mí misma le privo el
derecho que tienen los demás de disfrutar de mí. Una cosa es que yo
vea que los demás no se rompen tanto el coco y actúan y viven sin
más y otra es que ponga a los otros tan por encima mía que no me
pueda relacionar con normalidad. Tengo que desterrar la idea que
tengo en la cabeza de que unas personas están por encima y otras por
debajo y dejar de ponerme yo en un sitio u en otro.
Supongo
que todo se trata de ser más natural.
Yo
quiero recuperar mi alegría, olvidar el apagüamiento que me da la
enfermedad o los medicamentos, ya no me quiero preocupar ni por el
pasado ni por el futuro, quiero ser dueña de mi presente, no quiero
llenarme de prejuicios por haber quedado a mitad de camino por mi
enfermedad, ahora más que lamentarme por el pasado me da miedo del
futuro, de no ser capaz de hacer las cosas: me siento insegura con la
informática, con la cocina, con la lavadora,con la bicicleta aunque
ésta última me importa muy poco, porque tampoco es imprescindible
en mi vida.
Yo
sólo le pido a Dios que me perdone por no agradecerle lo suficiente
la vida que me ha dado.
Adela
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