Un día que estaba en el zoológico, vi a una abuela con su nieta, cuyo rostro estaba salpicado de "pecas rojas y brillantes"...
Los niños estaban esperando a que un artista pintase sus caritas con patitas de tigre.
- Tu tienes tantas pecas que él no va a tener donde pintar- le grito un niño de la fila en tono burlón.
La niña bajo la cabecita... la abuelita se agacho y le dijo:
- Adoro tus pecas...!
- Pero yo las detesto!! - respondió la niña
- Cuando yo era niña, siempre quise tener pecas- le dijo, pasando el dedo por la cara de la nieta
- ¡Las pecas son tan bonitas!
La pequeña levantó el rostro:
- ¿Tu crees que lo son?
- Claro, dijo la abuela, ¿Quieres ver?
Dime una cosa más bonita que las pecas.
La pequeña, mirando el rostro sonriente de la abuelita, respondió:
¡Las arrugas!!
Aquel momento me enseño para siempre que si vemos a los otros con ojos llenos de amor, sólo veremos belleza en ellos porque el cariño tornará invisible cualquiera de sus defectos.