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BLOG DE LA CT SANTA CLARA. HOSPITAL VIRGEN DEL ROCÍO

"Un blog hecho por todos y para todos"

jueves, 19 de diciembre de 2024

Sabes que te quiero mucho, cariño. Por eso no quiero que te acerques al cristal de la ventana. 

El tiempo era frío y desapacible. Nevaba. Y mamá con eso de la recomendación. Yo sabía que era por mi bien, pero me aburría no ver cómo abajo se entretenían haciendo muñecos de nieve.

Sirvió una humeante sopa con fideos de primero. Y yo, que no soy como Mafalda, la tomé con gran entusiasmo. Era reconfortante. Después comí un filete con patatas fritas. Pero seguía fastidiándome no poder asomarme a la ventana, por la que de vez en cuando entraban risas.

Mamá era buena. Tenía el pelo gris, pues ya frisaba los setenta. Y pocas arrugas. Tenía los ojos con los iris azul piscina y una nariz respingona. Los labios eran finos y apenas se los solía pintar.

Papá también era bueno. También tenía el pelo agrisado. Ojos marrones y nariz achatada. Pero casi nunca estaba en casa, pues era viajante de comercio y solía dormir en hoteles. Sólo por estas fechas aparecía por la puerta, siempre con un regalo para mí bajo el brazo.

Sabes que te quiero mucho, cariño, repetía mamá. Y el cristal empañado, la ausencia de cortinas, las risas...Siempre tuve la tentación de asomarme a la ventana cuando mamá cocinaba, pero yo era obediente. Ahora nevaba con más intensidad. Fuera ya no habría nadie, pues hacía rato que no se escuchaban risas. Corría un viento fuerte que mecía los árboles, despojándolos de nieve.

Todo sucedió una vez que me acerqué al cristal, desobedeciendo. La gran bola impactó en el cristal, haciéndome echarme hacia atrás del susto. Entonces entendí. 

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