Caminando de día,descansando de noche,Jimmy siempre estaba alerta.Dormía como los delfines,con un ojo abierto,por si acaso.
Cinto con cartuchera,balas y pistola eran sus pertrechos.En ellos residía la vida o la muerte.
Jimmy montó su caballo aquél amanecer y se puso en marcha.Al trote recorrió desiertos y praderas,canones y bosques.
Hubo un tiempo en que militó en el regimiento de los surenos.Ahora iba por libre,pero estaba considerado un forajido,y habían puesto precio a su cabeza.
No podía establecerse en ningún condado,en ningún poblado,y así se había convertido en un huído de la justicia.
No se sabe quién desenfundó primero,pero Jimmy acabo con la vida de aquél cazarrecompensas,que yacía en la tierra en un charco de sangre.
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