El otro día el taller de escritura fue sobre la cultura saharaui y escribí lo siguiente:
El niño perdido
No encontraba a mi madre, la buscaba y la buscaba, perdido entre la multitud de aquel campo de refugiados y no la hallaba, ¿mamá dónde estás? me preguntaba, y decidí sentarme, pensé seguro que estaba en su rincón favorito, entonces me puse en pie, y corrí, llegué enseguida a aquel lugar que tanto le gustaba a mi madre un trozo de tierra de aquel campo de refugiados desierto y solitario en el que la madre siempre se iba y lloraba se iba allí para que su hijo no la viera llorar.
¿mamá?
¿qué hijo?
no llores más, mamá, no llores, pronto, estaremos en casa.
María Eugenia Molina Romero
6 de noviembre de 2025
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