NOSOTROS NO TENIAMOS OTRAS LIMITACIONES QUE RESPETAR EL NOMBRE DE DIOS,
EN LA VICTORIA Y EN LA DERROTA.
NOS BUSCABAMOS CON LA MIRADA PARA ADIVINAR LAS INTENCIONES.
DERROCHABAMOS ALEGRIA Y CIERTA EUFORIA PORQUE TENIAMOS PROHIBIDO
PROHIBIR.
PARA DESPEDIRNOS, UTILIZABAMOS CONTRASEÑA Y ADEMAS DEBIAMOS RESERVAR
CON ANTELACION EL MOMENTO DEL ADIOS.
REALMENTE, ERA DIFICIL PARA MI TRANSMITIR QUE LA ALEGRIA ESTABA LLAMANDO A
MI PUERTA, ESE SENTIMIENTO LO LLEVO AUN GRABADO A DIA DE HOY.
NADA LE PIDO A LA VIDA DESPUES DE AQUEL ENCUENTRO.
HAY VECES QUE QUIERO BLASFEMAR, PERO NUNCA SOY CAPAZ DE TOMAR EL NOMBRE
DE DIOS EN VANO.
GRACIAS A DIOS, HE PODIDO CONTARLO.
Luis A.
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