La rebelión.

Esa noche, cuando el escritor comenzó a escribir, algo extraño le ocurrió: el bolígrafo no transcribía lo que él estaba pensando.

Los nombres y artículos, los adjetivos, los verbos, los adverbios, etc. cambiaban su naturaleza al ser llevados al papel, por lo que decidió pasar al ordenador.Pero en la pantalla ocurría lo mismo.Las teclas se rebelaban, marcando en la pantalla palabras nuevas, distintas a las que él pensaba.

Se asomó al balcón-perplejo por lo que estaba ocurriendo-y vio un cielo estrellado y una larga avenida iluminada por farolas.No daba crédito a lo que estaba ocurriendo.Respiró hondo.Volvió al trabajo y el resultado era el mismo: palabras rebeldes que se oponían a la voluntad de su creador.Algunas sólo variaban una letra, creándose homónimas, otras variaban más letras, cambiando por completo el sentido de las frases.Como quiera que el fenómeno continuaba, desistió de seguir con la tarea y se fue a la cama, a riesgo de que los sueños también se rebelasen.