Tenía el pelo rojizo de la peluca,la nariz redonda y roja propia de un payaso,una camiseta que le llegaba a los tobillos y calzaba un cincuenta con esos zapatones que se ponía para actuar.Pero esa tarde no pudo actuar,pues lo encontraron tumbado en la ruló con un orificio de bala en la frente.
El forense dedujo que llevaba muerto desde hacía solo varias horas.Todos lamentaron la muerte:desde el jefe de pista hasta la trapecista.Su compañero especialmente afectado destacó haber oído una detonación sobre las tres de la tarde,pero lo había atribuido a un petardo.
Era bonachón y no se le conocían enemigos,por lo que su asesinato resultaba un enigma aún mayor.
J.Ramón Lorente
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