Los días son muy diversos aquí en la CT. Cada mañana me encamino al Bar… “ La barcoreta” pisando con fuerza la red de pesca de bajura que nos separa del la superficie del cielo ya muy contaminado y lleno de plásticos que contaminan
el pescaíto frito de nuestros ojos ojerosos.
Los hexágonos de cemento es la red del mar de los cielos... si es que el mar tiene cielos. Mi abuela materna, que vivía en La Línea de la Concepción, cuando iba a la plaza auscultaban sus gafas de lejos, los ojos de los salmonetes que se disponía a adquirir, les miraba el fondo de ojo como si allí fuera a detectar. Yo si estaba fresco igual que los psiquiatras cuando te miran el fondo de ojo. Yo de chico me deleitaba con la vista del mar turquesa donde yo me adelantaba a la presencia de los ojos celestes y el pelo áureo y el peinado trigueño, cenital y de mandíbula con mueca. Todo eso lo recuerdo desde este invierno impío en que los árboles desnudos de hojas rastrillan la atmósfera fría de Dicembre.
Jose Mª
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