Cupido lanza su flecha y acierta en el alma de PAZ. Paz se agacha - va por el boulevard- y coge una flor, que se acerca a la nariz para apreciar su aroma. Huele a lo que es: a rosa. Rosa blanca que ha soportado ya muchos rocios.
El cometa B-22 pasa cada doscientos treinta y cinco años. Y Paz fue una de las afortunadas en contemplarlo. Fue un atardecer de naranjas y malvas.
La rosa blanca ha pinchado el pulgar de Paz, del cual brota una gota de sangre. Sangreque si cayese en un pétalo de la flor causaría gran contraste.
Y todo se fue como vino. No sabia como seguir o como poner el punto final. Cual pintorque se queda en blanco ante el lienzo, como albail que se distrae con la fila de ladrillos.
Fue una avalancha en la que todo salió arrastrado. Paz sintió miedo. Lógico. Paz sintió una víbora cornuda subi´endole desde el estómago hacia la garganta. Y entonces todo se sosegó.
Cuando Cupido lanzó su flecha no se acordó de San Sebastián asaetado. La flor pincha como punta de flecha. Y Paz duerme tranquila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario