Uno posa sus uñas
retráctiles,tembloro
sas,gráciles sobre el teclado cenagoso de la
infancia y aparecen personajes de otra época que desfilaron contigo
por la pasarela del colegio,enredadera de pasiones, laberinto
tumultuoso de profesores y ristra de ajos del conde drácula llamando
a la puerta de tu habitación sellando de un portazo toda tu
eneuresis nocturna...Y entonces aquí me veo en este
nuevo hospicio de la salud mental,
entre rasposas sábanas,viendo caer el cielo inminente del
invierno,encendiendo con las brasas humeantes de cualquier chimenea
el pozo ciego de mi infancia...
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