La hora de la siesta o Eros y Tánatos
Buitre vespertino,
sol que suspende partículas en la tarde,
las mismas partículas descompuestas
del melón de piel de lagarto
o el dañino cigarrillo que ensancha
nuestros pulmones.
Igual que el dulce intervalo
de los veinte a los treinta
va pasando ya el cenit
con sus odres llenos de calor engañoso
que a lo largo de la tarde
hace como que aprieta
en las aulas comprimidas
de bostezos adolescentes.
Buitre vespertino,
tu graznido impertinente
nos recuerda cada día
en el melón y el cigarrillo
tu carroñar incesante
en la sabana de la siesta
cada vez más cerca de la muerte.
José Mari Raya Sánchez. 4 Abril 2019
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