Los girasoles se mecían al compás del viento. Los contemplaba con admiración. Puso el lienzo sobre el caballete y esbozó la silueta del horizonte. Por un instante, los colores bailaron ante su vista.
Comenzó a dejar trazos sobre el lienzo. Eran trazos rápidos, enérgicos, que empezaron a configurar el paisaje. De súbito, una bandada de cuervos hizo su aparición. Eran motas negras en mitad del verde y amarillo del lugar. De pronto salieron volando tal como habían llegado, pero en su mente quedó grabada la escena.
Pintó el azul del cielo, un cielo límpido, sin nubes. A continuación se aplicó en dar tonos de verdes. Y , tras completar la hierba y los tallos, se dispuso a poner los amarillos de los pétalos.
Tras unas dos horas de trabajo, el sol había declinado, la luz era menos intensa y el trabajo estaba casi listo. "Bandada de cuervos sobre girasoles ", titularía su obra, que aún carecía de la pertinente firma: Vincent.
No hay comentarios:
Publicar un comentario