El pulpo bailaba en el plato.Peter no se atrevía a clavarle el cuchillo.El camarero le hacía aspavientos para que lo hiciera.En otro plato,enfrente,ya chorreaba la sangre azul: un oriundo estaba troceando su comida.
Peter decidió pedír Beondegi- capullos de seda hervidos- que al menos no constaban de un ser vivo.Olían a pan recien hecho,y Peter no los comió con desagrado.Los había pedido por curiosidad.Aunque también llamaban su atención los Soondae,o embutido con fideos de vidrio.Los pidió.
Estaba en un restaurante de comida rápida,pero también en el mercado callejero se podían degustar estos platos.Como la araña rebozada y frita con salsa agridulce.Sonaba en el restaurante una música surcoreana.Agradable.
Peter notó un calorcillo picante en su garganta que le bajaba al estómago.Los Soondae hacían su efecto.
-¿Te gusta la comida coreana?,inquirió Peter a su compañera.
-Sí,aunque prefiero la crudeza de la gastronomía japonesa,repuso Emily.
-Me estoy acostumbrando a la comida coreana,añadió Peter,pero el pulpo...
-Bueno,el pulpo no estaba mal,añadió Emily.
-Yo no podría comer un ser vivo que se mueve en mi plato,refutó tajante Peter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario