La capital de Andalucia es una de las ciudades en las que más culturas se han ido intercalando a lo largo de su historia. Su cocina es un reflejo de este mestizaje y es fácilmente apreciable cómo los platos de comida típica de Sevilla recogen su influencia en forma de adobos, productos y técnicas culinarias.
El cazón aliñado es, para empezar, heredero directo del tiburón que le gustaba a Arquestrato de Gela- cortado en cubos, adobado con vinagre, comino, orégano, ajo y sal, envuelto en harina de garbanzo y frito en aceite de oliva virgen extra.
Así nos ha llegado gracias a otro autor, Ateneo de Náucratis, del siglo II d. C., porque los escritos de
Arquestrato que recopilaban sus recetas preferidas del Mediterráneo se perdieron. Es una combinación tan perfecta que se ha conservado en la región del occidente andaluz- en el sur de Portugal hay frituras de este pescado con cierto parecido- sin modificaciones desde hace 24 siglos y solo se le ha añadido, y no siempre, que hay distintos gustos, el pimentón que nos llegó de America, cuando hace cuatro siglos lo supimos apreciar.

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