La sonrisa es tuya, amiga mía
Tus bosques desbrozaron mi alma
isleta , estuario, meandro de mi miembro
donde adolecen los fuegos fatuos
impelidos por el viento,
jarcias del recuerdo y el olvido.
Allí donde me ahogué resurge una nausea
ajena y lejana de mi queridísima Ana.
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